sábado, 13 de febrero de 2010

La muerte viene a visitarnos con un fin...


El ser humano generalmente conceptualiza la muerte de una manera atemorizante, la asocia al fin de la existencia, dice Carlos Castaneda en su obra “Las enseñanzas de Don Juan”…”Se nos entrena desde muy pequeños para olvidar que vamos a morir. Ese olvido naturalmente alivia parte de nuestro aprendido miedo a lo desconocido, pero nos cobra el altísimo precio de hacernos tambien olvidar la naturaleza mágica de la vida”...

… Morir es finalizar, acabar, terminar algo… si , es cierto, significa el termino, el fin de algo, que puede ser la vida o no, puede ser el termino de un ciclo, una fase, una etapa… en la que necesariamente no es la vida lo que se pierde, puede ser un trabajo, las relaciones, un amor, el tiempo, un espacio, una condición, una cualidad… son tantas las cosas que pueden morir y que de hecho mueren en un instante que no nos damos cuenta de que la llevamos a nuestras espaldas, de que convivimos con ella…

Todos los días al ocultarse el sol en el ocaso, muere; al levantarnos y al llegar la tarde una parte del día ha muerto; el amor es dinámico, por lo tanto si no se regenera con cosas nuevas que le impriman dinamismo, se pierde y muere; así mismo una relación que deja de alimentarse en la convivencia, también muere, porque dejan de ocurrir las recurrencias y los acoplamientos se debilitan y esta desaparece la muerte se la lleva; la condición física de un cuerpo sano a medida que pasa el tiempo pierde cualidades, estas mueren; una casa a la que no se le da calor humano, con el tiempo se cae, se derrumba, desaparece, muere; algunas maneras de hacer pierden vigencia y entran en desuso, su práctica muere, al cumplir una nueva edad cada niño, cada joven, cada uno de nosotros ha dejado atrás una parte que ha muerto para dar origen a los nuevos seres en los que nos vamos constituyendo día a día… entonces, como olvidar lo único que es seguro en nuestra vida, si una parte de nosotros y de las cosas esta muriendo constantemente día tras día y la otra esta naciendo a la vida, sin darnos cuenta, pues creemos que nacemos solo una vez…

Si bien es cierto que la muerte la llevamos en nuestras espaldas, no es menos cierto que la vida esta latente en cada uno de nosotros todos los días! Por eso hoy pienso que la muerte viene todos los días a mi, para recordarme que si quiero que algo diferente suceda en mi vida es necesario tomar las acciones y decisiones hoy, porque cada día que pasa es una oportunidad que muere que se pierde y a lo mejor hoy es el único día que tengo para hacerlo; viene para recordarme que el único tiempo que tengo para tocar, acariciar y encontrarse es un hoy y que de cualquier manera será breve; viene para recordarme que es perder el tiempo de la vida juzgar y criticar de manera vacía, sin ninguna utilidad; que hoy es la única oportunidad que tenemos para admirar la belleza y aprender a verla desde lo positivo pues nosotros podemos hacerlo, en relación a aquel que jamás podrá verla; la muerte viene para recordarme que defenderme ante los supuestos ataques de otros es perder el tiempo, es desaprovechar la inmensa oportunidad de permitir que aparezca ante nosotros nuestra divinidad, para vivirnos la vida sin sentimientos de odio, rencor, venganza, ofensa y mezquindades varias; vino a recordarme que no es necesario preocuparme por cosas que pudieran ser para nosotros pequeñas o grandes y que puedan llevarme al punto de la depresión y la angustia, pues esto le resta a mi bienvivir… definitivamente la muerte me esta recordando todos los días que en algún momento soy yo la que va a morir, por eso estar viviendo conscientemente, aquí y ahora es un gran desafío… El desafío, como dice Carlos Castaneda “El desafío de beberse el tuétano de la vida en cada instante. El desafío de vivir tan digna e impecablemente su momento como su poder se lo permita. Un mortal disfruta y saborea el valor de cada momento precioso, porque sabe con toda certeza que la muerte lo acecha y que su cita con ella habrá de cumplirse sin lugar a dudas”…!!!



martes, 9 de febrero de 2010

Una metáfora para reflexionar acerca del emocionar, los valores y la espiritualidad

LA METÁFORA DE LOS LOBOS

Un indio cherokee de cabellos plateados hablaba con sus nietos para instruirles en el arte de la vida. El anciano les dice:

"En mi interior se está librando una batalla. Una batalla terrible, es una lucha entre dos lobos. Uno de ellos representa el miedo, la avaricia, el odio, la agresividad, la envidia, el orgullo, la victimización, el resentimiento, la culpa, la inferioridad, la arrogancia, el engaño, la superioridad y el egoísmo.

El otro lobo representa la paz, el amor, la amabilidad, la alegría, la verdad, la compasión, la humildad, la transparencia, la autenticidad, la amistad, el respeto, la integridad, la benevolencia, la generosidad, la fe, la capacidad de compartir, la serenidad y la empatía.

La misma lucha está teniendo lugar dentro de vosotros y dentro de las demás personas también."

Los niños se quedaron reflexionando durante un rato. Y después una niñita le preguntó al abuelo: "¿Y qué lobo ganará?".

El viejo indio cherokee guardó un largo silencio. Y finalmente se limitó a decir: "Aquel al que deis de comer".

Esta metáfora tradicional india sirve para preguntarnos qué lobo está ganando en nosotros

Es importante preguntarnos además, ¿qué es lo que nos hace ser como un lobo o como otro? ¿Cuál es el estado emocional que nos conduce a ser de una manera o de otra? ¿Podemos elegir en ser de una manera o de otra ¿ o ¿estamos arrojados a ser según las circunstancias? ¿Es malo o es bueno ser como un lobo o como el otro? ¿A qué nos conduce ser de una manera o de otra? ¿Cuáles beneficios podemos obtener siendo de una manera o de otra? ¿Cuál es el mundo de posibilidades que se puede abrir o cerrar ante nosotros siendo de una manera o de otra? ¿En qué medida albergamos más en nosotros a un lobo o al otro?

Son muchas y variables las respuestas que podemos dar para reflexionar, sin embargo a mi me gustaría compartir lo que esta metáfora me puso a pensar…
Las emociones son todas necesarias para la vida, de hecho forman parte de la vida, le imprimen color a nuestra existencia... Pero lo más importante de las emociones es cómo nos las vivimos, si permitimos que nos hagan ser seres reactivos o si elegimos cómo queremos experimentarlas. Para esto último es necesario que observemos cómo fluyen ellas en nosotros, si las dejamos fluir sin represión, si las vivimos de manera extrema, o si podemos vivirlas de manera equilibrada... , las emociones no son ni buenas ni malas, ni positivas ni negativas, ellas son válidas todas, lo que tenemos que pensar es en los resultados a los que nos conducen , los efectos que nos pueden generar vivirnoslas de una manera o de otra y en el tipo de ser humano que devenimos producto de nuestro emocionar. Nos convertimos en seres humanos éticos, con valores. He allí la gran obra, el trabajo del ser humano para desarrollar estados de paz, libertad, felicidad y espiritualidad.