martes, 25 de junio de 2013

“La mujer debe Despertar" inspirado en texto de sri mata amritanandamayi devi

Hoy voy a ofrecer a ustedes este texto en mi inquietud de generar reflexión acerca del rol de la mujer en este momento histórico. Tengo la creencia que la sociedad patriarcal en la que vivimos, y en la que tanto hombres como mujeres compartimos la responsabilidad de su sostenimiento, está comenzando, aunque quizás tímidamente, dirán algunos, su irreversible detracción.

El cambio de era nos está sumergiendo en una nueva manera de concebir al mundo y lo que en el acontece, se siente la necesidad imperante de desarrollar una conciencia profunda acerca del Ser y el hacer y las consecuencias de nuestro actuar. Hombre y mujer llamados a restablecer el orden divino, a fungir en los roles masculino y femenino de manera equilibrada, a calibrar las energías arquetípicas que nos constituyen, a danzar en esas energías de acuerdo al vivir. Requerimos distinguirlas para operar en ellas comprendiendo que ambas nos constituyen y que no son exclusivas del hombre o la mujer de manera separada. Aquí va el texto, para interpretar, concluir y reflexionar…

“En realidad, ningún poder exterior puede evitar que la mujer se exprese y manifieste sus cualidades maternales innatas, como el amor, la empatía y la paciencia. Es la mujer y ella sola la que debe despertar. El único obstáculo real para este despertar es su mental…

Las cualidades maternales innatas de las mujeres, su poder de creación, de dar la vida, constituyen su fuerza más grande. Y este poder puede posibilitar que las mujeres realicen un cambio mucho más profundo en la sociedad del que los hombres pudieran hacer.

Las mujeres deben recuperar su fuerza y su coraje. El coraje es un atributo del espíritu. No se trata de una virtud del cuerpo. Las limitaciones a las que se creen sometidas las mujeres no son reales. Cuando desarrollen la fuerza de vencer estas limitaciones imaginarias, nada podrá detener su marcha hacia delante en todos los ámbitos de la vida. Ellas tienen el poder. Ya está ahí, presente en ella…

En la India antigua, cuando un marido hablaba de su esposa utilizaba los términos que significan “aquella que orienta a su marido en los viajes de la vida”, “aquella que orienta a su marido en la vía de la rectitud y de la responsabilidad”…

De hecho, las mujeres han sido consideradas encarnaciones de la Energía Suprema…

Los hombres también han sufrido enormemente el exilio del principio femenino fuera de este mundo. Las mujeres no son las únicas que han sido oprimidas, pues el aspecto femenino contenido en todos los hombres ha estado reprimido y, como consecuencia, la vida de los hombres se ha vuelto parcelada, a menudo dolorosa…

Solo el amor, la compasión y la paciencia, cualidades fundamentales de las mujeres, tienen el poder de disminuir las tendencias intrínsecamente agresivas e hiperactivas de los hombres. De la misma forma, las mujeres necesitan las cualidades masculinas para no quedar inmovilizadas por su bondad y pureza. Las mujeres constituyen más de la mitad de la población mundial. Cuando les negamos la libertad de ocupar un puesto relevante y el estatus elevado que debería ser suyo en la sociedad, cuando les negamos esto, la sociedad pierde entonces lo que las mujeres podrían aportarle. En realidad, el hombre es una parte de la mujer. Todo niño está primero en el seno de su madre… el masculino está contenido en el femenino.

Hay dos tipos de idiomas en este mundo: el idioma del intelecto y el idioma del corazón. La agresividad es la naturaleza del intelecto, brusca y racional. La compasión es, en cambio, la naturaleza del idioma del corazón ligado al principio femenino. Desafortunadamente, en el mundo actual el idioma del intelecto es el que prevalece, y no el del corazón…

La noción del amor ha sido desnaturalizada, y por ello el mundo está lleno de conflictos, de violencia y de guerra. Las mujeres son la energía y el mismísimo fundamento de nuestra existencia en este mundo. Cuando pierden el contacto con la realidad de su ser, la armonía de la naturaleza, el equilibrio del mundo se rompe para dejar paso a la destrucción. Es por tanto crucial que las mujeres del mundo entero hagan el mayor esfuerzo posible para redescubrir su naturaleza fundamental, pues sólo así podremos salvar el mundo…

¿Y cuál es el ABC de una mujer? ¿Cuál es la fibra íntima del ser de una mujer? ¿Qué constituye su existencia? Son estas cualidades innatas, los principios esenciales del amor materno. Independientemente del ámbito en el que una mujer decida trabajar, no debería olvidar las virtudes que le han sido otorgadas graciosamente por Dios, por la naturaleza. Una mujer debería llevar a cabo cada uno de sus actos manteniéndose siempre firmemente anclada a estas cualidades. Así como el ABC constituye los cimientos del alfabeto, la cualidad de madre es la naturaleza fundamental de una mujer. Antes de involucrarse en cualquier actividad, no debe omitir esta parte crucial de ella misma. La energía masculina puede compararse al agua estancada. Al hombre le resulta difícil dejar un papel para concentrarse plenamente en otro. Por esta razón la vida profesional y la vida familiar de muchos hombres termina mezclándose. La mayoría de los hombres no pueden separar los dos y su relación con su esposa y sus hijos se ve afectada. La mayoría de las mujeres, en cambio, saben hacerlo. La energía femenina es fluida como un río. Por eso a una mujer le resulta fácil ser a la vez madre, esposa y una amiga fiel que llena a su esposo de confianza. Posee un don especial que le permite ser la guía y consejera de toda la familia. Las mujeres que trabajan son plenamente capaces de tener éxito también en su vida profesional. La mujer es la creadora del género humano. Ella es el primer gurú, la primera guía y mentor de la humanidad. Ella lleva las riendas de la integridad y de la unidad de la familia, de la sociedad. No hay que subestimar la responsabilidad de una madre cuando se trata de la influencia que ejerce sobre sus hijos y la inspiración que les aporta. Por doquiera que veáis seres dotados de una inmensa fuerza, felices, generosos, condescendientes y comprensivos, encontrareis generalmente una madre admirable que les ha inspirado, haciendo de ellos lo que son. Las madres son las más aptas para sembrar en el mental de los seres humanos las semillas de amor, de fraternidad universal y de paciencia. Incluso la leche materna transmite al niño/a las cualidades interiores de la madre. La madre comprende el corazón de su hijo/a, lo alimenta con su amor y le ofrece un enfoque positivo de la vida…

La madre que acuna a su niño/a es también la que lleva la luz al mundo. Una mujer que haya despertado en ella el amor materno lleva el paraíso doquiera que esté…

Sólo la mujer puede crear un mundo de paz y de gozo. Una mujer debe pensar en qué puede ofrecer a la sociedad, en vez de en qué puede tomar de ella. Esta actitud le ayudará a progresar de verdad…

Así que en vez de oxidarse pasándose la vida entera entre las cuatro paredes de su cocina, sería bueno que las mujeres salieran a compartir con los demás lo que tienen para ofrecer y que consiguieran los objetivos que tuvieran en la vida…

Ya seas un hombre o una mujer, tu verdadera humanidad no se revelará hasta que las virtudes femeninas y masculinas estén en equilibrio…

Si las propias mujeres se desvían del principio femenino, el resultado será el fracaso absoluto de las mujeres en la sociedad… El mundo actual necesita realmente que las mujeres aporten a la sociedad todo lo que puedan, desarrollando su cualidad de madre universal así como su cualidad masculina. Cuanto más se identifique una mujer con su naturaleza interior de madre, más se despertará esta Shakti o energía pura. Cuando las mujeres desarrollen este poder en ellas, el mundo empezará a escuchar sus voces con atención cada vez mayor…”

Así es pues, amadas mujeres y amados hombres, requerimos despertar conciencia en el manejo de nuestras energías arquetípicas, asumamos en el ejercicio de nuestros roles la ausencia o carencia o el desbordamiento de alguna de ellas, pues es allí donde nuestro actuar exigirá orientación, conocimiento y sabiduría para discernir qué hacer y cómo hacerlo, cómo transformarnos en virtud de lo que energéticamente nos haga falta

martes, 30 de abril de 2013

EL PRINCIPIO EQUILIBRANTE La sumisión como estrategia de apaciguamiento

En estos momentos en los que observamos el conflicto en las instancias más alta de poder en nuestro país, es inevitable como venezolana, no experimentar emociones. Ser observador pasivo de tal situación no es fácil cuando nos asiste el entendimiento y la sabiduría que con la edad vamos ganando.

Tener frente a nuestros ojos la demostración de los niveles más viscerales de actuación es triste cuando lo que está en juego son los valores, los principios que rigen la vida. En tal situación cabe preguntarse ¿qué sucede con el respeto al otro?, ¿qué ha sucedido con nosotros que dirimir las diferencias para generar una convivencia armónica y de paz no es posible?. ¿Qué es lo que nos ha corrompido tanto hasta olvidar que pertenecemos a un mismo suelo nativo?, ¿qué es lo que en esta afrenta estamos olvidando?

Walter Riso nos ofrece en su libro sabiduría de las emociones un cuento extraordinario. Leamos: “La sumisión es la mayor estrategia de apaciguamiento que conocen los sistemas vivos cuando están enfrentados a un depredador, llámese león, rinoceronte, papá, mamá, jefe, amigo, profesor, suegra o lo que sea. Si nos enredamos en una relación donde nos sentimos débiles e incapaces, y las enseñanzas sociales no son útiles, la biología se hace cargo. Si es necesario, la naturaleza asume nuestra supervivencia individual, pero sin descuidar lo colectivo. Cuando un lobo va perdiendo la pelea con otro lobo y entiende que ya no tiene posibilidades de ganar, el lobo perdedor ofrece apaciblemente la yugular al oponente, como si dijera: “perdí, acabemos esto de una vez”. Sin embargo, en ese momento tiene lugar lo increíble. El lobo ganador, inexplicablemente, se paraliza. Una fuerza milenaria le impide matar al que desde la humildad reconoce la derrota. Algún mecanismo primario, incrustado en el ADN o más allá de él, se dispara en el lobo ganador y le recuerda que la especie es más importante que el placer de eliminar al contrincante. ¡Qué maravillosa relojería instintiva! Nadie llamaría cobarde al lobo que se entrega, ni conmiserativo al que se paraliza, simplemente el milagro ocurre. Ni vencedores ni vencidos. Ambos lobos se alejan y la rueda de la vida continúa su ciclo. En otras especies como por ejemplo los pavos, se da el mismo principio equilibrante. El pavo en desventaja estira su cuello en el piso y lo expone pasivamente al rival para que lo acabe a picotazos. Una vez más, el artificio mágico de lo natural se hace sentir: el pavo triunfador detiene su acto depredador.

Algunos no ven la cosa tan parsimoniosamente. Por ejemplo, Konrad Lorenz opinaba que en realidad el animal “vencido” era el que controlaba la situación, porque era el que dominaba a su rival y que por lo tanto era el verdadero vencedor. Esto se conoce como la táctica del vencido. En sus palabras: “Un lobo me ha iluminado”. No se vuelve la mejilla al enemigo para que vuelva a golpear sino para imposibilitarlo de hacerlo”. Y mucho antes, en el siglo VI, Sun zu afirmaba: “El supremo arte de la guerra es dominar al enemigo sin luchar”. Esta táctica de poder animal se ha intentado trasladar muchísimas veces al mundo de los humanos, pero sin tanto éxito para la supervivencia individual. Ni los judíos con el holocausto, ni los líderes mencionados antes, Gandhi, Jesús y Martín Luther King, lograron sobrevivir, aunque dejaron huellas que aún perduran”.

Entender la sumisión dentro de un contexto diferente, en el espacio de que por encima de todo en un enfrentamiento lo prioritario es preservar la vida y proteger al otro sin eliminarlo, lo más importante en todo esto requiere de un cambio en nosotros. Cambio en nuestros paradigmas y conceptos, salir de modelos punitivos orientados al castigo, a la obediencia, al ganar y perder, es necesario que reencuadremos al conflicto conceptualmente también y que hallemos en él la oportunidad de ser y actuar diferentes, escalarlo es nefasto nos abre a la destrucción! Preservar nuestra especie hacerla sostenible lo innegable!

El cuento sabemos refleja el comportamiento animal, pero podemos obtener de él la sabiduría para obrar en este momento. Es necesario exponer al oponente nuestro cuello, no para que nos degollé, sino para qué se paralice, tanto ellos como nosotros pertenecemos al mismo suelo nativo, actuemos desde lo que nos une y no desde lo que nos separa, vayamos a un espacio de encuentro donde todos podamos participar sin temor y lo más importante, como en el cuento del lobo además de conservar la especie preservemos nuestra identidad, actuemos diferente esta vez para romper con las formas de actuar en el pasado. No es necesario exponernos y caer en los arrebatos emocionales que pudieran lastimarnos.

Pongamos nuestro cuello en señal de no lucha, de no guerra, de no conflicto, en protección de los nuestros, pero jamás depongamos el trabajo por reconquistar los valores que hemos perdido y que están operando como antivalor frente a nuestros ojos. La sumisión es una herramienta que usada inteligentemente puede servir de aviso para detener el simulacro de pelea o la pelea inminente antes de que alguien salga lastimado o se pierda humanamente.

Por amor a mi país y a los que en el vivimos y convivimos, difundamos PAZ!