domingo, 8 de abril de 2012

Coaching para la vida...

Mucho hemos escuchado hablar de coaching; que si coaching para el logro de objetivos, para generar cambios, para superar problemas, para motivarse, para autogestionarse, para empoderarse, para alcanzar el éxito, para generar bienestar…como resultados de acepciones de coaching como coaching coercitivo, coactivo, auto-coaching, ejecutivo, empresarial, estructural, integral, integrativo, filosófico, coaching de la variedad, coaching de la vida… entre quizás muchas otras más.

Pareciera que es la panacea, el remedio para todo… Hay un proceso de coaching para cada cosa según referencia el propio contexto en cada una de las acepciones en las cuales se le acuña. Cada una de ellas según su praxis y fundamentación apunta a ser una filosofía, un modelo, una taxonomía, una metodología, un proceso, una disciplina…Pero, ¿qué es lo que el coaching es? ¿Desde cuál otra perspectiva pudiéramos mirarlo, entenderlo, analizarlo? Yo en mi carácter docente y en mi insistencia de hacer siempre las cosas simples, sencillas, didácticas, fáciles de entender, quisiera compartirles mi noción de coaching, en especial la noción de coaching para la vida, sin denegar por supuesto las perspectivas que lo fundamentan y explican…

El coaching es un espacio interactivo en el que dos o más personas asisten para descubrir-se o redescubrirse. Quienes interactúan van con sus inquietudes, preocupaciones, nociones, esquemas, convicciones paradigmas, formas y manera de pensar, sentir y hacer las cosas en el dominio del vivir que les ocupa, sea el trabajo, la convivencia familiar, la relación de pareja, los amigos, la salud, la productividad, la empresa…

En este espacio de interacción quienes asisten, generan un espacio de intercambio donde la profundidad de lo que se plantea lo determina la confianza propiciada, la confianza en el otro ya ganada con acciones, la confianza que permite fluir en una danza conversacional en la que es posible desnudar al alma para contenerla, arrullarla, tal cual se asoma; siendo entendida, aceptada, comprendida en un sin juicios de nada, en la libertad plena de ser sin cuestionamientos, solo para entender o entendernos y en ese proceso poder descubrir lo que nos pasa o quizás redescubrir nuestro propio ser, nuestras capacidades, nuestros talentos dormidos, olvidados, lo que yace muy dentro muy profundamente en nosotros y que a veces desconocemos.

El coaching es un espacio en el que no sabemos qué no sabemos de nosotros, es un espacio donde podemos ver aquello que hemos sido, lo que somos y lo que aún no somos y queremos ser. La interacción permite bajo el respeto a la legitimidad y autonomía del otro, la comprensión que genera la empatía y la contención emocional de lo que nos surge; poder mirar al otro en su naturaleza más plena, en sus condicionamientos y patrones, en sus automatismos en su lógica de funcionamiento. Todo lo que le ha permitido constituirse en el ser que se muestra, en el ser que es.

Cuando asistimos a este espacio, espacio que llamamos sagrado quienes hemos sido formados como Coaches, no sabemos que va a ocurrir, nada es predecible, vamos sin certezas ni preconcepciones de nada, solo nosotros, el otro y nuestra herramienta para asistirle. En ese espacio construimos, vamos construyendo junto al otro su mapa de si mismo, su estructura de funcionamiento, su coherencia lógica de ser humano que es. Observamos sus pensamientos, sus emociones, sus acciones todo lo que lo ha constituido y lo ha convertido en el ser que es.

En el transitar por el coaching observamos quienes hemos sido, quienes estamos siendo y quienes queremos ser como les dije… ver quienes hemos sido genera efectos en nosotros y es necesario estar atentos para contener lo que surja en ese instante, a veces nos sorprendemos, a veces nos duele, a veces nos contentamos; en ese momento a través del coaching nuestro coach nos arrulla, nos sostiene, nos apoya… así mismo, en ese transitar, nos consolidamos como personas, podemos decidir qué de lo que hemos observado en nosotros deseamos conservar y qué deseamos o necesitamos cambiar… surgen en este lapso las posibilidades de ser alguien diferente y de hacer algo, pero también el vacio y la nada, ese espacio de lo que no somos o no sabemos ser y también de lo que no conocemos y al cual a veces tememos…

Es el coaching un espacio mágico para todos, un espacio intimo, de oportunidad y de crecimiento, un espacio al que se va desnudo, a confrontar nuestro ser, nuestra alma ante nuestra propia mirada… Un espacio del que se viene reformado, con ideas nuevas, con una manera diferente de ver la vida y lo que en ella acontece, nos permite dejar atrás nuestras resistencias para darle paso a lo que es vivir diferente y entrar en la ola del crecimiento y desarrollo permanentes.

Desde ésta perspectiva el coaching es para la vida, atrevámonos a asistir a este tipo de espacios que esta disciplina como muchas otras propicia, entremos con gallardía a buscar lo que tenemos dentro, eso nos pertenece y en la medida que lo hagamos, nuestro poder personal resonará en todos los dominios del vivir en el cual nos desempeñamos.


Bettsy Martínez
Educadora y Coach profesional