jueves, 27 de mayo de 2010

De las jugadas que nos hace el ego…




¿El ego? ¿Nos hace jugadas? ¿Cómo es eso? Nos preguntaremos… ¿De qué hablamos cuando decimos Ego? Y ¿Cómo es que nos hace jugadas? Bien este es el tema del cual hoy les estaré escribiendo.Un tema que nos da bastante para conversar pero también para reflexionar, que es lo más importante…

Cuando hablamos de Ego lo que nos llega inmediatamente a nuestra mente es el yo, asumimos que el ego es parte de nuestra personalidad y ciertamente lo es, sin embargo lo que no sabemos o llegamos a saber más a conciencia, más entrados en la madurez, es que el nos contiene y no nos deja ver la esencia de nuestro ser, ese ser espiritual que somos y que raras veces dejamos que aparezca ante nosotros.

Vivimos toda nuestra existencia en medio de dos personajes en disputa, uno de ellos se afana en búsqueda del éxito material, el control, la manipulación, el dominio, el otro aspira a elevarse espiritualmente. Y no es que sea malo tener éxito y buscar la calidad y querer ser mejor en las cosas que hacemos, no se trata de eso, se trata de ser, hacer y tener manteniéndonos en el espíritu, lograr el equilibrio en el vivir.

Me ocuparé del ego en este artículo sin pretender agotar todo lo que de el se pudiera decir. El ego se crea en el vivir, en el vivir inconsciente y automático, lo creamos sin darnos cuenta, esta presente en las maneras de actuar de las personas y nosotros vamos gestando en nosotros egos que van definiéndonos de manera autómata en principio, luego puede ser a exprofeso.

Estamos en el ego cuando reaccionamos ante las situaciones, cuando emocionalmente le damos luz verde al impulso instintivo de llevar el timón, cuando somos incapaces de analizar y damos respuesta automática a nuestros impulsos y deseos. Cuando sin pensar permitimos que improperios y agravios salgan de nosotros sin pensar, dañándonos y dañando a otros. En esos momentos estamos cautivos del ego, estamos cayendo en su juego. De esto podemos sanar cuando nos sentamos a elegir como reaccionar, eso nos limpia un poco, sin embargo el ego sigue permaneciendo. Aún con nuestra capacidad para analizar el ego sigue estando. Es necesario estar al acecho de nuestra mente para ayudarnos a salir del ego autómata y vigilar, observar, cuando se infiltra en nuestra mente analítica también.

Los egos pierden su fuerza mueren ante nosotros cuando ya no nos contienen más cuando somos capaces de asumir una actitud distinta frente a ellos, sin embargo existe otro enemigo que no permite al espíritu elevarse y que también origina ego en nosotros, se trata del protagonismo.

El protagonismo aparece cuando la persona tiene complejos de culpa, es susceptible, posee baja autoestima o se cree superior, cuestiona todo, cree tener la razón en todo, trata de imponer sus ideas, se ofende, no permite una opinión distinta de la suya, se vuelve hipócrita, llega a ser depresiva, puede estar eufórica, o introvertida. Podemos observar al ego en minusvalía pero también en supervalía y en ambos casos igual opera, generándonos tarde o temprano, malestar e incomodidades en la existencia.

El ego también genera dramas de control, buscando (para dominar) crear complejos de culpa en los demás mediante roles de víctima. Y hay muchos más estados de protagonismo o roles que puede desempeñar una misma persona, generando drama y mas drama y con ello sufrimiento. El ego nos hace crear juegos de poder en nuestras interacciones con el objeto de manipular, juegos donde nadie gana y todos pierden, en estos juegos tenemos siempre a un víctima, un salvador y un perseguidor, todos ellos en los egos respectivos.

Dos personas han estado viviendo en nosotros durante toda nuestra existencia. Una es el ego: charlatana, exigente, histérica, calculadora; la otra es el ser espiritual oculto, cuya queda y sabia voz hemos oído y atendido sólo en raras ocasiones".

Pareciera que nuestra existencia esta signada por una lucha contra el ego, pero lo que yo creo más bien es que mientras más nos observamos en todos los sentidos y más nos “damos cuenta de”, más dueños somos de nosotros mismos y por ende más libres, más felices y más amorosos podemos ser y esto lo logramos cuando dejamos de estar contenidos en un ego que nos controla por estar dormidos ante el. Por lo tanto es una lucha necesaria además de que su propósito es realmente hermoso: nuestra trascendencia y evolución como seres humanos espirituales.

Los invito pues a mirarse, a urgar a reflexionar sobre ustedes mismos, la tarea es nuestra nadie puede hacerlo por nosotros, solo nosotros en esa conquista por nuestro ser, por nuestra esencia.