martes, 15 de junio de 2010

Las diferencias de pensamiento que hacen la diferencia en el vivir juntos…



Una de las cosas más díficiles que he conseguido en la experiencia de vivir en pareja ha sido el manejo de las diferencias, siempre he pensado que la mejor relación es la que podemos construir JUNTOS, nosotras con ellos y viceversa… para mi ha significado esto, toda la vida, un reto, porque lidiar con nosotros en una dupla sin aburrirnos, sin caer en rutinas que acaban con el amor y además crecer, evolucionar y trascender en un acoplamiento del uno al otro, requiere, además de voluntad, de un profundo amor que parte del respeto infinito por el otro para hacerlo mágico y posible!

Hoy compartiré con ustedes desde mi ser mujer las grandes diferencias que tenemos que atender cuando compartimos la vida con el sexo opuesto, por supuesto sabiendo siempre que, lo que puedo ofrecerles con ello es, solo una mirada desde mi experiencia, que por demás no pretende ser exhaustiva en este asunto, pero que sin duda alguna puede brindarles varios puntos de partida para reflexionar acerca de lo que sucede en las interacciones de pareja. Por lo extenso del tema abordaré en esta edición del blog solo las diferencias que tenemos con respecto al pensar y su reflexionar la influencia de ello en la construcción de una relación.

Al entrar en una relación con el otro, que por cierto es bien temprano, de lo primero que nos damos cuenta es que nuestros gustos y preferencias en el actuar en la vida están lo bastante discriminadas socialmente, los patrones culturales para sentir, pensar y actuar entre hembras y varones están lo suficientemente explícitos… y aunque cargado de muchas desviaciones que pudieran catalogarse de ventajosas o desventajosas en ocasiones para ellos o para nosotras, con ellas cargamos sin darnos cuenta e iniciamos nuestras relaciones con el sexo opuesto…

Primero hemos de saber que ambos, tanto ellos como nosotras, estructuramos nuestra forma de pensar de manera distinta, dado la evolución de nuestros cerebros y su composición para operar encontraremos una de las grandes primeras diferencias aparte, de la biológica, para interactuar.Ahora bien, lo importante no es saberlo, sino darnos cuenta de la dificultad que sobreviene a una relación al experimentarnos en ellas.

Lo más importante es saber cómo asumir las diferencias que el pensar diferente nos deja. Las crisis sobrevienen generalmente cuando estamos en situaciones picos o estresantes, cuando nos hemos cansado de lidiar con el vacío que se ha generado por la incomprensión a veces originada en ambos sentidos, cuando no hemos podido hacernos cargo de las inquietudes del otro, cuando el acoplamiento para satisfacernos mutuamente no ha aparecido o se ha quebrantado.

Ante estas situaciones hombre y mujer, varón y hembra observamos, percibimos y reaccionamos distinto dada nuestra estructura cerebral. Encontramos por ejemplo que, mientras el hombre se centra individualmente, se enfoca en hacer una sola cosa por vez, las mujeres tendemos a tareas múltiples, así mismo frente a los problemas, mientras nosotras requerimos conversar, los hombres requieren aislarse, por lo que brindarnos apoyo mutuo requiere consideremos estos aspectos; estamos configurados así naturalmente. Sin embargo ¿por qué nos conflictuamos por esto?

Ahora bien, las mujeres tenemos la tendencia a tratar varios puntos o temas en una conversa, mientras un hombre requiere concretar para hacerse cargo o para ofrecer su ayuda respecto a lo que puede hacer. Por otro lado mientras nosotras requerimos comunicar, ellos requieren alejarse para priorizar, para concretar sus acciones! Esta es, reitero, nuestra configuración natural! .Y ¿qué sucede entonces? también a veces, esto genera conflicto, tanto que es motivo de fuertes discusiones, alejamientos y hasta de rompimientos.

Así mismo, mientras un hombre separa la información en su cerebro en distintos compartimentos, emociones, percepciones, acciones; las mujeres enlazamos nuestras experiencias en un conjunto, es por ello que a veces podemos sentirnos más agobiadas y agotadas que ellos, mientras ellos en situación de estrés se enfocan en lo más importante, nosotras atendemos varias cosas simultáneamente.

Pudiera seguir citando cualquier cantidad de diferencias producto del cómo pensamos mujeres y hombres, sin embargo lo más importante es respondernos a lo siguiente: Si sabemos que nosotros y ellos estamos configurados diferente naturalmente como somos por evolución, entonces ¿por qué tan díficil nuestra interacción? ¿Será, por qué pretendemos que el otro sea y haga como nosotros? ¿Es cuestión de aceptación? ¿Es por qué interpretamos erróneamente el comportamiento del otro? ¿Lo volvemos algo personal? ¿Es que ellos son unos flojos realmente? ¿Es que nosotras somos demasiado complicadas? O será ¿Que no hemos aprendido a sobrellevarnos en nuestras configuraciones naturales de hombre y mujer? Y si no lo hacemos ¿Qué nos hace falta? ¿Qué tenemos que hacer hombre y mujer para acoplarnos y aceptar las diferencias generadas por nuestra manera de pensar? ¿Qué tenemos que hacer para sentirnos felices estando juntos, aunque pensemos diferente?

Bien, creo tenemos bastante para reflexionar en bucles infinitos… estaré escribiendo en la próxima edición sobre las diferencias en la manera de sentir, de emocionarnos que hacen la diferencia en el vivir juntos ellos y nosotras o nosotras y ellos!…