domingo, 15 de agosto de 2010

Hemos aprendido algo únicamente, cuando hemos hecho cuerpo lo aprendido!!!


Hemos aprendido realmente algo cuando nuestro cuerpo responde sin dificultad ante aquello que se constituía en algo que no sabíamos hacer. ¿Hacer cuerpo lo aprendido? ¿Cómo es eso? ¿Y cómo es que únicamente podemos decir que hemos aprendido cuándo se ha hecho cuerpo aquello que queríamos aprender? Bien, así es, de esto quiero hablarles en este artículo hoy…

Cada vez que nosotros iniciamos una nueva tarea en cualquier dominio que esta sea, iniciamos un entrenamiento para desarrollar habilidad, enfrentamos un trabajo nuevo, iniciamos una nueva relación, contraemos matrimonio, traemos un hijo, adquirimos una nueva casa, alcanzamos un grado profesional diferente, enfrentamos un ciclo nuevo, salimos de nuestro espacio de confort y comodidad, donde todo nos era familiar y conocido para entrar en espacios inexplorados, incómodos y de incertidumbre… y aunque los estados citados fuesen deseables, representan para nosotros el inicio de prácticas nuevas donde las exigencias son otras, donde el ensayo y el error es lo más posible…

Nuestro cuerpo nos acompaña en todo momento y es el quien nos advierte que estamos fuera de lo conocido, lo controlado y lo cómodo… es en este instante cuando caemos en cuenta que la circunstancia a la que estamos sometidos refleja en nuestro cuerpo niveles emocionales diferentes, quizás alterados, reprimidos, en estrés, según sea la situación y la persona. Cuando sentimos nuestra incompetencia o poca competencia frente a las exigencias del contexto, el primero que reacciona es nuestro cuerpo. El se repliega, se contrae o pudiera también expandirse en un mecanismo de defensa frente a lo desconocido. Es en este instante cuando podemos distinguir que no sabemos algo ante lo que se nos esta pidiendo que respondamos.

No saber, puede ser un acto consciente o inconsciente, muchas cosas no sabemos que no las sabemos hasta que aparecen; sin embargo hay otras que si sabemos que no las sabemos… Ahora bien, una vez que tomamos la responsabilidad y tomamos la iniciativa de aprender aquello que nos importa, nos gusta, nos interesa, nos apasiona, es entonces cuando tomamos las acciones e iniciamos el camino del aprendizaje. En ese instante nuestro cuerpo inicia un conjunto de acciones recurrentes necesarias para desarrollar habilidad, ganar competencia, forjar hábito, si no se hiciera de esta manera; sería inútil, pues aprender implica improntar en la memoria aquello que requerimos para responder ante las exigencias del contexto; es decir, si no repetimos las lecciones, las acciones, de nada servirá, no las aprenderemos el cuerpo no las fijará!.

Hacer cuerpo el aprendizaje es entonces lograr que éste responda sin esfuerzo, con rapidez, de manera automática ante aquello que exige nuestra competencia, sea esto una manera de pensar diferente, una forma diferente de decir las cosas, una nueva manera de sentir, o de hacer las cosas; se dice que llegado a este punto, nuestra zona de confort se redimensiona, se vuelve cómoda, hemos incorporado un aprendizaje nuevo, ya lo hemos hecho cuerpo dado que este responde de manera inconsciente y automática por lo tanto aquello que era objeto de aprender ya esta dominado, pertenece ahora a lo conocido.

Así que, cuando estas aprendiendo a ser o a hacer diferente, no dudes en que para ello es necesario que tu cuerpo te acompañe, porque finalmente es el quien te contiene y es el que a fin de cuentas te hará saber si realmente has aprendido o no algo… por lo tanto sabemos que hemos aprendido algo cuando hemos hecho cuerpo lo aprendido!