sábado, 2 de enero de 2016

UNA PERSONA ESPECIAL ES DIFICIL DE DISTINGUIR A VECES…

Entre las cosas que suelo leer y que de alguna manera me tocan o hacen resonancia, encuentro hoy unos párrafos que, sin duda, merecen el título que acabo de ponerle, ésta  vez del viaje arquetípico de Jung en el Tarot el siguiente texto dice:

“…cuando un ser humano ha completado un cierto grado de conocimiento de sí mismo, es capaz de efectuar elecciones distintas de las de la bandada y expresarse de una manera que es la suya propia. Al haber establecido contacto con su propio y verdadero sí-mismo ya no se agobiará más por las críticas de los demás, sean internas o externas. Lo que «ellos» hagan o digan tendrá menos influencia en su vida. Será capaz de examinar las costumbres sociales y las ideas, y adoptarlas o no según su elección. Será libre de actuar de manera que colme sus necesidades internas más profundas y de expresar lo más auténtico de él mismo.

Es importante darse cuenta aquí de que, a medida que una persona gana independencia para ser inconformista, gana a la vez seguridad personal para ser conformista. Como Jung señaló frecuentemente, una persona individuada no es lo mismo que una persona individualista. No trata de conformarse con las costumbres, pero tampoco siente la necesidad de desafiarlas. No trata de separarse de sus compañeros adoptando vestimentas extrañas o comportamientos fuera de lugar. Por el contrario, se siente realmente como expresión única de la divinidad, no tiene necesidad de demostrárselo a nadie.

Cuando encontramos a una de estas personas, normalmente no se los puede distinguir a simple vista del resto de un grupo. Su comportamiento público y su vestimenta no le distinguen. Puede estar participando activamente en la conversación o en silencio, pero casi al momento puede apreciarse una cualidad indefinible en su modo de ser que nos atrae. Es como si todo lo suyo, sus vestidos, sus gestos, la manera de sentarse le perteneciera. Nada en él es sobreimpuesto. Todo lo que dice o hace parece brotar de lo más profundo de su centro, de modo que sus más pequeños comentarios nos aparecen con un significado nuevo. Si está callado, su silencio también le pertenece. Es un silencio cómodo tanto para él como para nosotros. A menudo esta persona parece más presente y activa en silencio que aquellos que participan de una manera más activa. Porque está en contacto con su propio sí-mismo, y el nuestro responde, de modo que estar en silencio junto a este tipo de personas puede abrirnos nuevos panoramas de conciencia. Al estar a gusto consigo mismo, está instantáneamente a gusto con nosotros y nosotros con él. Nos sentimos como si le hubiéramos conocido desde siempre. La comunicación es tan abierta y fácil que le comprendemos y, a pesar de eso, nos inquieta. Por un lado, es la persona más original que hayamos encontrado jamás, y por otro, es igual que nosotros. Es una paradoja”


Si encontramos a alguien así, es seguro que lo que surja en nosotros es un profundo deseo por atesorar los momentos que junto a él podamos pasar, pues representaran, sin duda, parte de alguna enseñanza, alguna lección, algún mensaje que nuestra alma busca para su trascendencia.