martes, 31 de marzo de 2015

Hacia una verdadera revolución educativa…

En mi andar profesional como educadora de corazón que me siento y haciendo de mi oficio cada vez más un espacio de placer que de obligación; y todo lo que en este camino he aprendido, me ha llevado a incorporar en mis prácticas parte de lo que algunas de mis reflexiones de las vivencias me han dejado…

He entendido, después de tanto andar, que no es necesario hacer más educación de la que ya tenemos, las prácticas educativas que estamos experimentando ya están vencidas, éstas nos están llevando a la reproducción de un sistema que pone en riesgo la sostenibilidad de la vida del hombre. La educación requiere un viraje para comenzar a producir una nueva conciencia. Una manera de pensar y actuar diferente.

Hemos estado repitiendo de muchas maneras y por bastante tiempo un modelo educativo que replica un sistema en el que permanecer quieto, respetar a lo superiores, tener paciencia frente a actos aberrantes que muestran una versión de un poder viciado y corroído es lo normal, un sistema basado en la competencia para destruir al otro, un sistema excluyente… “una educación que perpetúa el sistema social, constituida en un órgano  reproductor de la conciencia colectiva que opera a partir del supuesto que tenemos el mejor de los mundos y que conviene perpetuar sus formas de pensar y de vivir”, como lo expresa el psiquiatra Claudio Naranjo en su trabajo acerca de la educación para salir del patriarcado.

Requerimos hacer una educación para formar y transformar, superar el modelo que tantas enfermedades paidogénicas ha generado, que consideremos lo que dice Paul Goodman:”Es necesario que empecemos a hablar más de la estructura de quien aprende y su aprendizaje y menos acerca de la estructura de la asignatura”, que más que ocuparnos qué enseñar, pongamos nuestra mirada en cómo es que podemos contribuir, apoyar,  o ayudar para que se genere el aprendizaje en nuestro semejante; ocuparnos más como dice Edgar Morín a la enseñanza y al conocimiento del mundo interno y  no sólo al conocimiento del mundo exterior.

Por lo pronto tenemos una educación que se limita a transmitir un conocimiento del mundo externo, más que al cultivo del conocimiento del mundo interior, esto como sabemos, no es sino parte de una complicidad de la educación con un sistema político-económico al que conviene una humanidad robotizada y manipulable.

Son nuevos los tiempos que estamos viviendo, el contexto luce caótico y destructivo, pero también algo nuevo se gesta entre nosotros. Ya hace bastante escucho y leo de excelentes estudiosos acerca de la pedagogía del amor y los procesos de transformación y me sorprendo gratamente; incorporar lo vivencial, aprender a usar nuestra mente como recurso, cómo vincularnos y relacionarnos mejor desde nuestro aspecto materno, aprender de la sabiduría del mensaje que traen nuestras emociones, la humanización de la tecnología y desarrollar el aspecto espiritual no necesariamente religioso en la educación, son temas que requieren ser incorporados de manera explícita y no implícita a nuestra manera de hacer educación una verdadera revolución educativa.

domingo, 28 de diciembre de 2014

Una Mujer Emancipada, desde la conciencia!

Desde mi experiencia y crecimiento en mi rol femenino, escribiré ahora lo que para mí significa emanciparse como Mujer y aún más cómo ser humano, desde el entendido que aún estoy en ese proceso  de emancipación infinito por el transitar de ésta existencia, en la que me corresponde  crecer, evolucionar y trascender; sencillo, dejando de lado ésta vez los argumentos sociológicos, filosóficos, psicológicos… dejando solo la vivencia, a la voz de la experiencia pronunciarse…

Emanciparse como Mujer es lograr comprender  y más aún utilizar el poder que cómo Mujer tenemos sin exacerbarnos por algunos feminismos que pueden resultar dañinos a nuestra existencia y a nuestra convivencia con el resto de los seres humanos.

Emanciparse significa primeramente independizarse, comprender que podemos no ser dependientes pero sí profundamente interdependientes, en esa condición que nos hace capaces de vivir en conjunto; seres humanos autónomos, con capacidad de actuación propia, con capacidad para elegir; así mismo legítimas en nuestra manera de ser, respetablemente humanas como el resto de los mortales.

Emanciparse entendiendo que la libertad como derecho  humano es la máxima que nos pone en el contexto de vivir de manera auténtica, sin temores que restrinjan la expresión del ser que somos, estamos siendo y queremos ser en sentido de Justicia.

Emanciparse significa comprender nuestras energías masculinas y femeninas, constitutivas y arquetípicas y usarlas en pro de nuestro crecimiento, vinculación y convivencia y no para condenar, criticar, cuestionar, excluir y acallar al otro.

Emanciparse significa hacer uso de la inteligencia emocional, sabernos libres de las reacciones automáticas  propias de las emociones y aprender a gestionarlas generando nuestro bienestar y sin dañar al otro.

Emanciparse significa tener el valor para usar el poder de la determinación para ser asertivas (os) cuando así la experiencia lo requiera por respeto a nosotras mismas.

Emanciparse significa posicionarnos ante el mundo, reclamar nuestro espacio y hacer uso de él responsablemente.

Emanciparse significa hacer uso del poder que nos da la capacidad de tener lenguaje para crear realidades.

Emanciparse también significa comprender  que la sumisión es un poder que aparece en un estadio de conciencia elevado del ser  y que requiere que actuemos desde nuestro corazón y no solo desde nuestro ego.

Emanciparse significa entender que la vulnerabilidad es el poder de Ser Humanos y aceptar que somos sensibles en nuestra naturaleza.


¿Emancipadas (os) ? ¿Cuánto? ¿En cuáles áreas del vivir?  ¿Qué tanto requerimos de emanciparnos? Solo nuestros corazones, nuestra alma puede valorar y responder…

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Lazos pasados que nos unen para aprender algo!

Por alguna razón llego a mi el escrito que ahora quisiera compartirles, forma parte de esas enseñanzas que son para entregarlas, compartirlas, meditarlas, reflexionarlas... no sé quien fue el autor, lo recibí anonimamente, en realidad no recuerdo... pienso es para todos los que estamos en el nivel de conciencia que corresponde... Quédense con lo que les resuene! 
Los lazos kármicos, contrario a la creencia popular, no son un castigo divino, son enseñanzas que como almas decidimos aprender y experimentar antes de encarnar y que por alguna razón no pudimos concluir en una vida pasada. Así queda pendiente el aprendizaje con cierta persona o grupo de personas para la vida siguiente.
Cuando nosotros no hemos aprendido de la situación que vivimos en una vida pasada volvemos a generarla en la vida presente de forma que tengamos nuevamente la oportunidad de afrontar el hecho y esta vez resolver correctamente. Y la pregunta surge, ¿qué es resolver algo correctamente?, algo resuelto correctamente es una situación donde el amor incondicional prevalece para todas las partes involucradas, es decir que la armonía se refleja en todos y cada uno de los participantes, es decir se busca el bien común. Esto es posible porque en realidad Dios es amor y al manifestar el amor en nuestras vidas estamos manifestando la perfección de Dios en ellas.
Toda situación que se esté viviendo es un efecto directo de nuestra conducta en esta vida o en otras. Así hay personas que a veces no comprenden porque tienen “la mala suerte” de toparse con un tipo de personas, por ejemplo una mujer que siempre ha tenido jefes machistas, o un hombre que siempre ha tenido parejas dominantes, etc. Estas situaciones nosotros las escogemos, consciente o inconscientemente, entonces hay que indagar en nosotros por qué estamos escogiendo este tipo de situaciones y personas. Alguien podrá decir que “Yo no escogí este jefe” pero en realidad con nuestra capacidad co-creadora con el Universo nosotros escogemos estos escenarios en todo momento.
Entonces que objeto tiene que estemos repitiendo los patrones de otras vidas y que objeto tiene que nos estemos encontrando con las mismas personas una y otra vez. Dios en su infinita misericordia nos da la oportunidad de resarcir el daño hecho y de aprender la lección de amor que cada situación conlleva. Así si como un niño que se cae de la bicicleta al tratar de subir un tope, y que tiene tantas oportunidades como él desee para poder hacerlo hasta perfeccionarse, así nosotros tenemos la oportunidad de practicar hasta perfeccionarnos en el arte de amar incondicionalmente al prójimo, con diferentes escenarios y con tantas oportunidades como las que deseemos tomar.
Existen dos formas de aprender algo, por la vía del amor (que desgraciadamente es la menos usada) y por la vía del dolor que nos “pega donde más nos duele” y que conlleva a una crisis que “obliga” a la persona a decidir cambiar y entonces darse cuenta que la única vía es la del amor incondicional. Esta es la parte más dura de comprender porque se interpone nuestro “Ego personal” (ese que nos dice que es completamente “injusto” esto que nos ocurre y nos propone seguir en el plan de víctima), pero nosotros mismos nos causamos el sufrimiento al alejarnos de nuestro plan divino y de la unión con nuestro Ser Superior o Consciencia Superior (la parte de nosotros que recuerda perfectamente qué venimos a perfeccionar en esta vida, la que sabe todo de nosotros de esta y otras vidas, la que está unida al Padre).
Entonces como ayudarnos a comprender mejor nuestro plan divino y sanar los lazos kármicos creados con otras personas en múltiples eventos de nuestras vidas, presente y pasadas.

Como lo que en realidad venimos a experimentar es el amor incondicional, tanto recibirlo como darlo, en diferentes circunstancias entonces debemos utilizarlo para sanarnos y sanar estos lazos.

1. Darse cuenta que nada es “injusto”, que lo que estamos viviendo tiene una razón de ser, la entendamos en este momento o no.
2. Tener HUMILDAD, para poder comprender que así como nosotros estamos viviendo esta situación es muy fácil que nosotros hayamos propiciado situaciones iguales a otras personas o a la misma con la que tenemos el problema actualmente. Comprender que esto que nos sucede nosotros lo generamos en algún momento. DEJAR EL PAPEL DE VÍCTIMA o EL PAPEL DE ORGULLO.
3. Decidir que esta situación es posible solucionarla con amor incondicional y perdón. Tomar la decisión de dar el primer paso, convencidos de que es la única forma de conseguir la paz interna que buscamos y de evitar futuros encuentros de aprendizaje con esta persona.... Yo Superior
Nadie más que uno puede liberar su mente de la esclavitud. De la fuerza nace el derecho.


sábado, 11 de octubre de 2014

DE LOS MITOS ACERCA DEL AMOR Y LA UTOPIA DEL AMOR ROMANTICO

Compartía de manera reflexiva en mi artículo anterior  basado en mi experiencia, los mitos acerca del amor y hoy consigo entre mis cosas un artículo Posted del 21 octubre de 2012  escrito por Cristina Cereceda llamado Deconstruyendo el amor, Eros y Psique, presentado por Coral Herrera Gómez, en el cual encontré la fundamentación de los mitos del amor a los que hago referencia y mucho más allá, el amor romántico como una utopía emocional en la post modernidad.
 Me parece bien oportuno compartirles los fragmentos que llamaron mi atención y que están en correspondencia con los mitos señalados en el artículo anterior y aún más referirles lo que está sucediendo con el Amor Romántico en estos tiempos de post modernidad, a efectos de que puedan evaluar cómo es que nos estamos viviendo el amor ahora. Dice el texto que:
“El amor en la posmodernidad es una utopía colectiva que se expresa en y sobre los cuerpos y los sentimientos de las personas, y que, lejos de ser un instrumento de liberación colectiva, sirve como anestesiante social”.
“El amor hoy es un producto cultural de consumo que calma la sed de emociones y entretiene a las audiencias. Alrededor del amor ha surgido toda una industria y un estilo de vida que fomenta lo que H.D. Lawrence llamó “egoísmo a dúo”, una forma de relación basada en la dependencia, la búsqueda de seguridad, necesidad del otro, la renuncia a la interdependencia personal, la ausencia de libertad, celos, rutina, adscripción irreflexiva a las convenciones sociales, el enclaustramiento mutuo…”
“…los modelos de relación erótica y amorosa de la cultura de masas están basadas en la ideología del “sálvese quién pueda”. Mucha gente se queja de que los amores posmodernos son superficiales, rápidos e intensos, como la vida en las grandes urbes. Es cada vez más común el enamoramiento fugaz, y pareciera que las personas, más que lograr la fusión, lo que hacen es “chocar” entre sí”.
Recuerdo los mitos acerca de que el amor es incondicional y suficiente y pienso que sin condiciones basadas en nuestras necesidades y el respeto mutuo; por lo que pensamos y sentimos y lo que somos o no capaces de hacer y la supuesta suficiencia del amor, de que con el ya basta para todo,  lo que puede producirse es la pérdida profunda de nuestra dignidad al basar nuestras relaciones en la dependencia, la ausencia de libertad y la adscripción a los convencionalismos sociales
Y dice el texto:
:… que a pesar de que el anhelo de enamorarse es muy común, en realidad el amor es un fenómeno relativamente poco frecuente en nuestras sociedades actuales: “La gente capaz de amar, en el sistema actual, constituye por fuerza la excepción; el amor es inevitablemente un fenómeno marginal en la sociedad actual”. Y lo es porque el amor requiere grandes dosis de apertura de uno mismo, de entrega, generosidad, sinceridad, comunicación, honestidad, capacidad de altruismo, que chocan con la realidad de las relaciones entre los hombres y las mujeres posmodernas
Entonces ya puedo explicarme, puedo comprender por qué es que se dice que el Amor es Unilateral, no podemos esperar ni mucho menos desear que el otro haga o no para nosotros iniciarlo o sentirlo, pues el trabajo de la apertura del corazón es de uno, es una decisión personal que no requiere  de condiciones externas sino internas y desde ésta perspectiva el amor tiene una connotación que supera los mitos sociales. El Amor es cosa de uno, de dos y de todos, si, pero siempre  condicionados por el respeto a nuestras necesidades y diferencias. La aceptación del amor entendido como cada uno lo entiende, lo percibe, lo siente y se lo vive, absolutamente personal pero construido y compartido en la vivencia, en la experiencia con la otredad, donde nuestra capacidad de entrega, generosidad, sinceridad, comunicación, honestidad y altruismo acerca de lo que sentimos es fundamental.
Pero la cosa no concluye aquí, los siguientes párrafos extraídos del artículo nos describen cómo es que se vive el amor en la postmodernidad, leamos para comprender mejor y poder concluir qué parte del asunto nos toca de cerca….El texto dice:
“… el amor, más que una realidad, es una utopía emocional de un mundo hambriento de emociones fuertes e intensas. En la posmodernidad existe un deseo de permanecer entretenido continuamente; probablemente la vida tediosa y mecanizada exacerba estas necesidades evasivas y escapistas. Esta utopía emocional individualizada surge además en lo que Lasch denomina la era del narcisismo; en ella las relaciones se basan en el egoísmo y el egocentrismo del individuo”.
No reparamos en la importancia del silencio y el contacto interior, estamos avasallados por lo que ocurre afuera, a evadirnos y que nos conduce a no pensar en el otro! Pero cómo, si ni siquiera hacemos contacto verdadero con nosotros!
“Las relaciones superficiales que establecen a menudo las personas se basan en una idealización del otro que luego se diluye como un espejismo. En realidad, las personas a menudo no aman a la otra persona por como es, en toda su complejidad, con sus defectos y virtudes, sino más bien por cómo querría que fuese. El amor es así un fenómeno de idealización de la otra persona que conlleva una frustración; cuanto mayores son las expectativas, más grande es el desencanto”.
Idealización producto de lo que el ego construye, una fantasía que nos aleja de la aceptación del otro como un legitimo otro, diferente,  independiente de nosotros y de nuestras ideas y creencias. Además, amamos en el otro el reflejo de lo que nos gusta de nosotros mismos. Y lo que nos disgusta que es lo que puede hacernos crecer, lo que realmente representa el insumo para nuestro trabajo personal, en cuanto aparece no lo sabemos aprovechar y hasta lo abandonamos!
“El amor romántico se adapta al individualismo porque no incluye a terceros, ni a grupos, se contempla siempre en uniones de dos personas que se bastan y se sobran para hacerse felices el uno al otro. Esto es bueno para que la democracia y el capitalismo se perpetúen, porque de algún modo se evitan movimientos sociales amorosos de carácter masivo que podrían desestabilizar el statu quo. Por esto en los medios de comunicación de masas, en la publicidad, en la ficción y en la información nunca se habla de un “nosotros” colectivo, sino de un “tú y yo para siempre”. El amor se canaliza hacia la individualidad porque, como bien sabe el poder, es una fuerza energética muy poderosa. Jesús y Gandhi expandieron la idea del amor como modo de relacionarse con la naturaleza, con las personas y las cosas, y tuvieron que sufrir las consecuencias de la represión que el poder ejerció sobre ellos”.
Otro mito dilucidado, el amor es para siempre, es eterno  entre un  tú y un yo, por un lado condena  al amor a la inamovilidad, descartando su dinamismo y las posibilidades de transformación necesarias para la trascendencia. Por otra parte, las premisas de amarse los unos a los otros y amar al prójimo como a si mismo, que el mundo se repite y que pueden fundamentar muchas de nuestras acciones y que en el mundo actual  resultan tan paradójicas y lejanas! Pues ser congruente con ellas es el  trabajo de la vida. No terminamos de aprender a amarnos a nosotros mismos y confundimos como es que es amar a otro respetándonos a nosotros!
“El amor constituye una realidad utópica porque choca con la realidad del día a día, normalmente monótona y rutinaria para la mayor parte de la Humanidad. Las industrias culturales actuales ofrecen una cantidad inmensa de realidades paralelas en forma de narraciones a un público hambriento de emociones que demanda intensidad, sueños, distracción y entretenimiento. Las idealizaciones amorosas, en forma de novela, obra de teatro, soap opera, reality show, concurso, canciones, etc. son un modo de evasión y una vía para trascender la realidad porque se sitúa como por encima de ella, o más bien porque actúa de trasfondo, distorsionando, enriqueciendo, transformando la realidad cotidiana”.
Si, podríamos decir que es así frente a los que no están despiertos y andan por la vida buscando cómo llenar sus vacios, sin embargo para los que están despiertos generar las emociones que requieren para estar sanos y felices es un acto de libertad  de escogencia y decisión de cómo vivirse eso que acontece, para estos últimos la realidad la constituye aquello que son capaces de crear y creer.
“Necesitamos enamorarnos del mismo modo que necesitamos rezar, leer, bailar, navegar, ver una película o jugar durante horas: porque necesitamos trascender nuestro “aquí y ahora”, y este proceso en ocasiones es adictivo. Fusionar nuestra realidad con la realidad de otra persona es un proceso fascinante o, en términos narrativos, maravilloso, porque se unen dos biografías que hasta entonces habían vivido separadas, y se desea que esa unión sitúe a los enamorados en una realidad idealizada, situada más allá de la realidad propiamente dicha, y alejada de la contingencia. Por eso el amor es para los enamorados como una isla o una burbuja, un refugio o un lugar exótico, una droga, una fiesta, una película o un paraíso: siempre se narran las historias amorosas como situadas en lugares excepcionales, en contextos especiales, como suspendidas en el espacio y el tiempo. El amor en este sentido se vive como algo extraordinario, un suceso excepcional que cambia mágicamente la relación de las personas con su entorno y consigo mismas”.

Ahora bien, nos toca  frente a esto reflexionar y buscar más, porque al parecer  nos hemos desviado del camino del amor, parece que nos estamos comprando la idea del amor que alguien fabricó o que surgió  alguna vez por alguna razón, al parecer estamos desandando, deconstruyendo lo que es el amor y llevándolo a una concepción aberrada y viciada.  Concluyamos qué de lo que dice el texto podemos validar como parte de nuestra experiencia y sometamos a consideración si esa forma de amar nos permite sentirnos plenos y realmente felices, o si por el contrario nos mantiene vacios y distantes del amor!  Interesante el articulo una muestra de la pseudo-concepción del Amor y un fundamento de los mitos del amor!

jueves, 2 de octubre de 2014

GRANDES MITOS ACERCA DEL AMOR

Producto de la experiencia, de la vivencia misma quiero compartirles algunos mitos acerca del amor con los cuáles tropecé al hacerme cargo en mi experiencia de cómo era que estaba amando supuestamente y de los resultados que esa manera de hacerlo le estaba aportando a mi vivir…

Ha sido toda una trayectoria de aclaratorias a través del estudio acerca del amor y lo que significa, de cambio de creencias, de asunción de actitudes diferentes frente a ese aspecto de la vida cuando por fin uno se da cuenta de que ha estado atrapado en mitos  que nada tienen que ver con el amor, espero poder aportarles a su experiencia y que lo que estas palabras puedan dejarle sirvan para reflexionar y actuar en consecuencia.

Dicen que cuando hay amor nada más hace falta, que el amor es suficiente, que basta amarnos para que todo vaya bien!... yo difiero de tal declaración, no es que cuando hay amor no hace falta más nada, no, no señor, es que cuando sentimos amor es cuando más necesitamos mostrarlo, no es suficiente sentirlo, hay que trabajar para mantenerlo, pues el amor es un estado al que se llega y se comprende que se llega porque ya es bastante lo que se ha compartido como para darse uno cuenta que el reporte de ese vivir son satisfacciones plenas alcanzadas, superación, resolución, acuerdos, manteniendo el afecto, la pasión y el amor desde el más profundo respeto por nosotros mismos y por el otro.

Dicen que el amor es incondicional, es decir, nos aman o amamos cuando somos incondicionales… yo pienso que para nada el amor debe ser incondicional, todo lo contrario el amor es condicionalidad, fijación de límites y respeto de ellos, si podemos hacer eso por nosotros y por los demás estaremos amando sobre la base de la aceptación y el respeto por el otro. Ser incondicionales en el amor puede resultar además de peligroso muy dañino, puede exponernos a perder nuestra dignidad.

Dicen que el amor es una locura, un acto irracional, tanto que también casi es una locura decir que pueda y necesariamente deba ser pensado,  no puede ser pensado según los mitos sociales, y si lo asumimos así corremos el riesgo de ser calificados de calculadores e insensibles; con esto en total desacuerdo estoy, pues , el amor real es en verdad un fenómeno racional y afectivo, tiene que serlo en tanto que es una decisión, es una elección emocional y racional, no me sucede, hago que ocurra, aparece progresivamente en la danza de la vida, en la convivencia, en los momentos que compartimos y que vamos alimentando en conjunto…Somos responsables al elegir a quien amar o quien poner amor, somos responsables de los resultados de esa acción, desde la autonomía en la cual actuamos y elegimos, desde la madurez con la que pensemos y sintamos!

Dicen que el amor debe ser eterno, pienso que esta es otra falsedad, pues esta cualidad podría ponernos en el espacio de asumir al amor como algo lineal, algo a lo que uno accede y se queda inmutable en nosotros, pienso que no, que más bien el amor es dinámico y cambiante, nos hace crecer, nos transforma en alguien cada vez mejor, podemos amar y dejar de amar o amar de una manera diferente cada vez, es esta cualidad la que desdibuja la eternidad, el amor nos inquieta y nos aquieta, se puede volver paz pero también alegría y felicidad.

martes, 5 de agosto de 2014

¿DÓNDE PONEMOS NUESTRO PODER?

Somos seres creadores por excelencia, tenemos el poder de crear realidades, aunque a veces no lo creemos. Creer en nuestra capacidad de crear nos hace absolutamente poderosos, pero en algunas oportunidades ponemos nuestro poder, nuestra atención en  situaciones que nos perturban y que  terminan llevándose nuestra energía y conduciéndonos a vivir avasallados por la tiranía de un mundo exterior que nos hostiga.

Nuestro poder comienza en el pensamiento, entrenar a nuestro pensamiento para generar la realidad que deseamos conforme a nuestros buenos deseos e intenciones es tarea de toda una vida. Ser dueños de nuestros pensamientos y no resultar esclavos de él, la gran tarea. Ganar maestría en ello nos permite generar calidad de vida.

Es necesario comenzar por saber que tenemos un “Jardín Sagrado” constituido por nuestros afectos, la familia, los padres y los hijos, esos seres que nos importan; la pareja con quien compartimos y para la que necesitamos tiempo y dedicación; nuestra intimidad ese estar con una (o) mismo para nutrirnos y renovarnos cada vez que lo necesitamos, nuestro trabajo  ese que hace posible nuestro sostenimiento; este jardín constituyen eso que no estamos dispuestos a exponer, a deponer, a soterrar por dejarnos llevar a espacios que nos roban la energía que necesitamos para poder cuidar de ese preciado tesoro.

Direccionar nuestro pensamiento ante las circunstancias implica hacer un alto ante lo que representa o genera o pudiera generar un arrebato en nosotros, tomar decisiones desde la libertad de elegir cómo hacernos el menor daño  y obtener el costo emocional y físico más bajo es la acción a tomar. Se explica fácil, vivirlo es otra cosa implica desarrollar el carácter para eso.

El observador que cada uno de nosotros representa, puede dar cuenta de cómo es su pensamiento, de si interviene en su flujo o no, de qué tanto se deja llevar por el o si más bien es capaz de detenerlo para elegir las mejores opciones, esas que le propician mejores momentos y calidad de vida.

Cada vez que le ponemos atención a algo nuestros pensamientos lo robustece, lo hace cada vez más fuerte y materializa un resultado. Pensemos antes de actuar porque  la realidad se va a corresponder con ello.Haga ahora cada uno su propia reflexión.