domingo, 8 de abril de 2012

Coaching para la vida...

Mucho hemos escuchado hablar de coaching; que si coaching para el logro de objetivos, para generar cambios, para superar problemas, para motivarse, para autogestionarse, para empoderarse, para alcanzar el éxito, para generar bienestar…como resultados de acepciones de coaching como coaching coercitivo, coactivo, auto-coaching, ejecutivo, empresarial, estructural, integral, integrativo, filosófico, coaching de la variedad, coaching de la vida… entre quizás muchas otras más.

Pareciera que es la panacea, el remedio para todo… Hay un proceso de coaching para cada cosa según referencia el propio contexto en cada una de las acepciones en las cuales se le acuña. Cada una de ellas según su praxis y fundamentación apunta a ser una filosofía, un modelo, una taxonomía, una metodología, un proceso, una disciplina…Pero, ¿qué es lo que el coaching es? ¿Desde cuál otra perspectiva pudiéramos mirarlo, entenderlo, analizarlo? Yo en mi carácter docente y en mi insistencia de hacer siempre las cosas simples, sencillas, didácticas, fáciles de entender, quisiera compartirles mi noción de coaching, en especial la noción de coaching para la vida, sin denegar por supuesto las perspectivas que lo fundamentan y explican…

El coaching es un espacio interactivo en el que dos o más personas asisten para descubrir-se o redescubrirse. Quienes interactúan van con sus inquietudes, preocupaciones, nociones, esquemas, convicciones paradigmas, formas y manera de pensar, sentir y hacer las cosas en el dominio del vivir que les ocupa, sea el trabajo, la convivencia familiar, la relación de pareja, los amigos, la salud, la productividad, la empresa…

En este espacio de interacción quienes asisten, generan un espacio de intercambio donde la profundidad de lo que se plantea lo determina la confianza propiciada, la confianza en el otro ya ganada con acciones, la confianza que permite fluir en una danza conversacional en la que es posible desnudar al alma para contenerla, arrullarla, tal cual se asoma; siendo entendida, aceptada, comprendida en un sin juicios de nada, en la libertad plena de ser sin cuestionamientos, solo para entender o entendernos y en ese proceso poder descubrir lo que nos pasa o quizás redescubrir nuestro propio ser, nuestras capacidades, nuestros talentos dormidos, olvidados, lo que yace muy dentro muy profundamente en nosotros y que a veces desconocemos.

El coaching es un espacio en el que no sabemos qué no sabemos de nosotros, es un espacio donde podemos ver aquello que hemos sido, lo que somos y lo que aún no somos y queremos ser. La interacción permite bajo el respeto a la legitimidad y autonomía del otro, la comprensión que genera la empatía y la contención emocional de lo que nos surge; poder mirar al otro en su naturaleza más plena, en sus condicionamientos y patrones, en sus automatismos en su lógica de funcionamiento. Todo lo que le ha permitido constituirse en el ser que se muestra, en el ser que es.

Cuando asistimos a este espacio, espacio que llamamos sagrado quienes hemos sido formados como Coaches, no sabemos que va a ocurrir, nada es predecible, vamos sin certezas ni preconcepciones de nada, solo nosotros, el otro y nuestra herramienta para asistirle. En ese espacio construimos, vamos construyendo junto al otro su mapa de si mismo, su estructura de funcionamiento, su coherencia lógica de ser humano que es. Observamos sus pensamientos, sus emociones, sus acciones todo lo que lo ha constituido y lo ha convertido en el ser que es.

En el transitar por el coaching observamos quienes hemos sido, quienes estamos siendo y quienes queremos ser como les dije… ver quienes hemos sido genera efectos en nosotros y es necesario estar atentos para contener lo que surja en ese instante, a veces nos sorprendemos, a veces nos duele, a veces nos contentamos; en ese momento a través del coaching nuestro coach nos arrulla, nos sostiene, nos apoya… así mismo, en ese transitar, nos consolidamos como personas, podemos decidir qué de lo que hemos observado en nosotros deseamos conservar y qué deseamos o necesitamos cambiar… surgen en este lapso las posibilidades de ser alguien diferente y de hacer algo, pero también el vacio y la nada, ese espacio de lo que no somos o no sabemos ser y también de lo que no conocemos y al cual a veces tememos…

Es el coaching un espacio mágico para todos, un espacio intimo, de oportunidad y de crecimiento, un espacio al que se va desnudo, a confrontar nuestro ser, nuestra alma ante nuestra propia mirada… Un espacio del que se viene reformado, con ideas nuevas, con una manera diferente de ver la vida y lo que en ella acontece, nos permite dejar atrás nuestras resistencias para darle paso a lo que es vivir diferente y entrar en la ola del crecimiento y desarrollo permanentes.

Desde ésta perspectiva el coaching es para la vida, atrevámonos a asistir a este tipo de espacios que esta disciplina como muchas otras propicia, entremos con gallardía a buscar lo que tenemos dentro, eso nos pertenece y en la medida que lo hagamos, nuestro poder personal resonará en todos los dominios del vivir en el cual nos desempeñamos.


Bettsy Martínez
Educadora y Coach profesional

martes, 3 de abril de 2012

Las emociones la ruta más certera para llegar al AMOR…a la esencia divina, a lo que somos…

Lo que voy a escribirles ahora, es parte de la ruta que he seguido y que aún estoy siguiendo en este mi pasar por ésta tierra, en ésta dimensión y en éste gran reto que significa vivir…Me he dedicado en estos últimos tiempos ha estudiar, a observar, a experimentar, a vivenciar lo que nos hace SER humanos… Debo confesar que mientras más lo hago más pequeña me siento en esa inmensidad tan hermosa que representamos, esa de la que venimos y a la que también vamos… Mientras más sabemos más sabemos cuánto no sabemos…y ante eso resultamos muy pequeños, pienso…

Tengo la tesis de que todas nuestras emociones son necesarias para la vida, para el vivir; para mi no hay emociones negativas y positivas; buenas y malas; constructivas y destructivas… Lo que es negativo, malo o destructivo no es la emoción per se, no es la emoción que me surge ante las diferentes circunstancias del vivir, no; es nuestra forma de experimentárnoslas… esa es la verdadera situación… ese nuestro no saber de que nos provee cada emoción, ese no saber que dicen por qué y para qué surgen en nosotros y cómo aprovecharlas para el bien vivir…

Todas las emociones son necesarias para pasar con éxito por la ruta del vivir, desde las que nos generan nuestros más profundos conflictos, hasta las más leves y quizás menos impactantes a nuestro vivir. Nos ofrece cada una de ellas una oportunidad para crecer, para encontrar en nosotros el amor, nuestra esencia, eso de lo que fuimos hechos. Como dice Norberto Levy: “Por más lejana y opacada que parezca, también es posible reconocer esa esencia amorosa aún en las emociones más conflictivas y percibir, además, las vicisitudes que dicha energía recorrió hasta convertirse en la respuesta destructiva actual. Vicisitudes de frustraciones, desorganización, conclusiones equivocadas, confusión..., hasta el aparentemente más completo extravío de sí”.

Posee cada emoción esa carga energética que nos revela, que nos revela quienes estamos siendo, nuestro temperamento, nuestro carácter, nuestro impulso para vivir. Cada una de ellas nos ha moldeado a través del tiempo, ha dibujado en nuestro cuerpo hasta dónde hemos llegado, de lo que hemos sido capaces o no, hemos grabado en nuestro cuerpo el actuar emocionalmente de una manera o de otra. Encierra cada una de ellas una sabiduría profunda y que al juzgar nuestros resultados por el cómo hemos vivido, nos indica que tanto nos hemos permitido crecer en ellas, que tanto las hemos usado para vivir bien… ellas nos reportan mucho, mucho y no sabemos a veces que tanto.

Las emociones nos reportan siempre una oportunidad, una oportunidad para darnos cuenta de quienes somos y lo que queremos, ellas nos permiten saber cuando estamos en el camino del amor y cuando nos alejamos de el. El mismo autor nos dice: “Cuando se puede encontrar el amor allí donde parece que el amor no está es cuando se devuelve a cada emoción su sentido más profundo. Es cuando puede accederse a la sabiduría de las emociones”.

Esto nos dice que sí, que aunque nuestras emociones nos muestren al parecer un lado oscuro de nosotros en ocasiones, también nos muestran que lo que hay en ellas muy profundamente es, la oportunidad de mostrar nuestra propia belleza. Por mucho que pensemos que hay emociones malas o buenas, positivas o negativas, destructivas o constructivas, y de nuestra represión por este motivo que es más social, más cultural que otra cosa; lo que existe y existirá siempre es nuestra voluntad de transformarlas y transformarnos con ellas, para mostrarnos en la belleza amorosa en la que fuimos creados…

Voy a tratarles muy sucintamente lo que algunas de las llamadas emociones básicas nos reportan. Hablemos primeramente del miedo. Se imaginan ustedes ¿qué sería de nosotros si no sintiéramos miedo a nada? ¿Sería la vida lo que es ahora si no pudiéramos experimentar esa emoción? Pondríamos al límite muy lógicamente a nuestra existencia. El miedo nos aparece para decirnos que algo no esta bien, que existe una amenaza que es necesario resolver y que independientemente de los condicionamientos sociales y nuestras creencias, el miedo nos está diciendo que debemos echar mano de nuestros recursos internos para resolver la situación que estamos experimentando. A veces huir, escapar, evadir o simular puede resolvernos; sin embargo a veces no, a veces es necesario que urguemos más en ese miedo para poder descubrir que contiene, transformarlo y superar la situación que nos lo produce. Esto seguramente nos pondrá de nuevo en el camino del amor, en el camino del poder interior.

Ahora tratemos con nuestra tristeza, ¿Qué es lo que hay con ella? ¿Qué nos dice? ¿Cómo podemos aprovechar su aparición? Cuando ella aparece lo que nos dice es que estamos en presencia de algo que hemos perdido o que creemos hemos perdido, lo que nos está diciendo de alguna manera es que practiquemos el desapego, esta emoción puede ayudarnos a conectar profundamente con nosotros y nuestra inmensa capacidad de amar y amarnos. La tristeza es la oportunidad para conectar con nosotros íntimamente y para darnos cuenta de nuestra naturaleza, aceptarla y salir airosos de nuevo al camino del poder, al camino del querer y de conquista.

Y ¿qué de la rabia podemos decir? La rabia es una de las emociones que más plus energético nos genera, si, es algo así como una descarga fuerte que nos llega orgánicamente cuando la experimentamos. Pero, ¿qué sucede una vez que llega? No sabemos qué hacer con tanta energía y en lugar de resolver mejor, lo que hacemos es complicar más la situación, generando unas consecuencias más graves que las causas que la generaron… todo por no saber qué hacer ni cómo usar esa energía. La rabia es una energía que nos permite resolver la situación que nos la genera, posee la cualidad de impulsarnos a la acción, es resolutoria, siempre y cuando consideremos ante ella dos cosas fundamentales para obrar inteligentemente, sabiamente, esto es: si nos dejamos llevar sin ventilarla, ni expresarla adecuadamente, sin pensar; lo que sucederá será el agravamiento de la situación; y si por el contrario logramos detenernos a pesar del impulso orgánico, a ventilar y expresar inteligentemente, a pensar cuáles serían las acciones que me harían transformarla, pues obtendremos otros resultados lógicamente… la cuestión esta en aprender a decidir qué hacer, cuándo, cómo y con quién como decía Aristóteles en relación al enojo.

Cada emoción que experimentamos encierra una sabiduría profunda, sabiduría a la que se llega cuando logramos concientizarnos, saber cómo es que nos ocurren y abandonando los condicionamientos que nos hacen actuar sin conciencia, ésta es la salida para vivir mejor. Intentemos observar nuestro miedo y a ser libres de experimentarlo dignificándolo, entendiéndolo y atendiéndolo para buscar en nosotros el recurso que necesitamos para resolver las amenazas que nos hace experimentarlo; aceptemos a la tristeza como una oportunidad de conectar íntimamente y de valorar y valorarnos en el desapego por las cosas; y finalmente usemos la energía impulsadora y resolutoria de la rabia para alcanzar nuestros más anhelados sueños…

jueves, 10 de febrero de 2011

La trampa mental del tiempo

Estamos siendo manipulados generalmente por los juegos de la mente, sobre todo cuando no hemos aprendido a observarla, pues en ese trance nos volvemos cautivos de ella, estamos atrapados en su juego, e inconscientemente vamos hacia donde ella nos lleva. Solo cuando despertamos conciencia del cómo es que vivimos y cuando somos capaces de observar con agudeza al pensador que somos, al observador que somos; es que podemos intervenir para gobernar nuestros pensamientos y dirigirlos hacia donde queremos. Es en este instante cuando comenzamos a manejar nuestro poder y a hacer posible que el genere lo que deseamos.

Una de las trampas que nos ponemos a nosotros mismos para evadir el impacto que producen nuestras vivencias diarias, es quedarnos atrapados mentalmente en el pasado o el futuro. Este es un fenómeno que también es reforzado por las elites, por aquellos quienes manejan el poder, para mantener a las masas centradas en un tiempo mental en el cual nada es posible hacer sino lo que predetermina una minoría.

El pasado y el futuro son tiempos psicológicos que nos atrapan y nos paralizan en el presente. Si observamos con agudeza nuestro vivir podemos constatar las veces en las que somos atrapados por estos tiempos y lo que nos quitan espacio de lo que si podemos hacer y disfrutar en el aquí y el ahora, aquí en el presente donde todo es posible, donde podemos hacer, crear y construir lo que mañana nos vamos a vivir.

El pasado es una historia que ya pasó y que hoy no existe, lo único que podemos hacer con el pasado es aprender de el y repensarlo diferente para que no nos haga daño, en el caso de vivencias traumáticas y frustrantes. No debemos hacernos cautivos emocionales por algo que allá quedó, que está atrás; necesario es perdonar y perdonarnos por lo que ya esta hecho. “Para sacarle provecho a la vida hay que relacionarse con el pasado de manera diferente y aprender a vivir en el presente para crear el futuro que deseamos”

Pero, ¿Por qué nos quedamos atrapados en el pasado o en el futuro? En realidad nos quedamos en el pasado porque nos brinda seguridad psicológica, pues nos resguarda de lo nuevo, de lo desconocido, de lo inexplorado, de aquello ante lo cual nos sentimos débiles, incapaces o inexpertos. Pensar en lo sucedido, hablar de lo que ya pasó y actuar como que si estuviéramos en el ayer nos da un cierto control. Esto es valido para contarlo como anécdota pero no como funcionamiento frecuente o permanente. Y nos quedamos en el futuro porque el miedo a la incertidumbre, a no tener el control, a no saber que sucederá, a la inseguridad, a la falta de fe nos invade en el presente y nos paraliza.

El tiempo es un recurso valiosísimo y nuestra calidad de vida depende en parte del cómo nos lo vivimos. Haciéndolo consciente podemos evitar evadir el aquí y el ahora y experimentarnos una vida diferente. La calidad de los momentos de vida que nos damos estando presentes mental, emocional, física y espiritualmente nos permitirá un mayor control sobre nosotros y evitaremos por sobre todo el control y la manipulación de quienes ostentando el poder evitan que nuestra mente sea libre ocupándola con cosas que nos distraen de lo verdaderamente importante: Nosotros mismos. Vivamos aquí y ahora, observemos nuestro mundo mental y emocional y démonos cuenta que ello nos conduce a un espacio de libertad profunda, de encuentro con nuestra esencia y nuestro ser.

jueves, 21 de octubre de 2010

Conflicto y oportunidad…

La palabra conflicto vive entre nosotros acuñada como un término al que nos referimos generalmente desde el espacio negativo y destructivo, cuando pensamos en el, lo que nos viene a la mente es: pugna, pelea, lucha, guerra, destrucción, desolación, pérdida, competencia, oposición, polarización, rivalidad, desacuerdos… podríamos seguir diciendo más, sin embargo la idea de este artículo que hoy les entregaré, es precisamente lo contrario; más bien el cómo podemos referirnos al conflicto como una oportunidad de cambio y crecimiento, como la oportunidad para ser y hacer diferentes, como un espacio más bien constructivo y edificante.

Para comprender un poco lo que es el conflicto desde una perspectiva diferente a la que estamos habituados por fuerza de los paradigmas en los que operamos al respecto es necesario e imperativo que nos detengamos a observar ¿cómo es que nos vivimos eso? Y que reflexionemos un poco acerca de ¿Qué es lo que lo origina? ¿Quiénes son actores de conflictos? ¿Cómo nos comportamos frente al conflicto? ¿Cómo lo abordamos? ¿Qué es lo que lo hace crítico? ¿Cuál es la cultura que lo reproduce en violencia y agresión? ¿En cuáles dominios de la vida se genera? ¿Cómo es que podemos convertirlo en oportunidad? ¿En oportunidad para qué?

Bien, comencemos pues a tratarlo. Ante todo debemos saber que el conflicto es consustancial a la vida humana, es decir, es inherente a nuestra naturaleza, no podemos desprendernos de la posibilidad de que no se nos presente. Somos seres de pensamiento dual y relativo y eso ya hace que en momentos se nos generen conflictos internos con nosotros mismos al confrontarnos con nuestros propios pensamientos, acepciones y experiencias, por un lado; por otro, vivimos embuídos en una forma de abordaje de conflictos que se corresponde con un paradigma adversarial, confrontador, punitivo, de litigio que se ha legitimado a través de prácticas sociales y de comportamiento recurrentes que han hecho de nosotros seres que convivimos en violencia y agresión cada vez mayores, como que si eso fuera lo normal y natural.

Muy grave es por supuesto esto último, ya la realidad nos esta diciendo a gritos que es necesario hacernos cargo de ella, pues estamos generando mecanismo de autodestrucción, una cultura que sea sostenible en el tiempo es aquella que no atenta contra la humanidad, es un imperativo asumir la responsabilidad de la crisis social en la que nos hemos metido y salvar entre todos al mundo, a la humanidad, al planeta. Pero, ¿Por dónde comenzar? Bien lo dice la carta de Constitución de la UNESCO al respecto: “Puesto que las guerras se originan en las mentes de los hombres es en las mentes de los hombres donde deben construirse las defensas de la Paz”

En este sentido es importante señalar, que es una prioridad asumir al conflicto de una manera constructiva y no adversarial, es decir movernos de paradigmas, cambiar las formas de pensar y luego de actuar, comenzar por definirlo y entenderlo como oportunidad, salir del litigio como manera de abordarlo, paradigma caracterizado en la cultura por frases “sálvese quien pueda”, yo gano tu pierdes, yo tengo la razón y tu no, yo sé de eso y tu no sabes, y que genera emociones como: inseguridad, miedo, contrariedad, rabia, frustración y que sostenido en el tiempo nos conducirá irremediablemente a la autodestrucción de la humanidad.

También es importante que nos demos cuenta que en principio los principales conflictos que necesitamos atender, son los propios, los personales y luego los de nuestra familia. Que nos entrenemos y sensibilicemos con respecto a lo que origina nuestros propios conflictos. Aprender a convivir es importante, construir nuestras relaciones desde un espacio de aceptación, tolerancia y comprensión, basado más que en enfrentamientos donde afloran las posiciones de cada quien, en observar más los intereses y necesidades que nos mueven a actuar para luego conseguir puntos comunes posibles de encuentro y formas de ganar ganar en las que ambas partes sientan atendidas sus necesidades, es el reto.

Instalar una cultura de paz, una cultura de resolución y abordaje de conflictos diferente exige de nosotros cambio de actitudes frente a nuestros problemas con la otredad. Sea esta una relación de pareja, hombre mujer; Padres, Mamá , papá e hijos; Jefe y colaboradores; amigos, ciudadanos.

No hay camino para la paz, la paz es el camino,
como decía Gandhi, construyamos ese camino, hagamos de nuestra convivencia en todos los niveles, una convivencia pacífica, aprendamos a vivir juntos en armonía, convivir es construir nuestras relaciones en todos los dominios desde la perspectiva de manejar constructivamente nuestros conflictos con nosotros mismos y con el otro.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Vicios y Virtudes

Esta vez les entregaré a ustedes un artículo que me gustó mucho y que compartí con algunos amigos en el facebook en una oportunidad, este artículo me hace pensar entre muchas otras cosas aquello que tiene que ver con la aceptación, el equilibrio, la dualidad y el cómo es que a veces nos perdemos de algunos espacios importantes del vivir por quedarnos atrapados en vicios y excesos que no son otra cosa que la negación de los demás o una exageración que nos limita el vivir con más liviandad y tranquilidad.

Vicios y Virtudes fue Publicado el 14 de Diciembre, 2009 por Prodavinci renoir por Héctor Abad Faciolince, fue un artículo que recibí de unas amigas de la Universidad y dice el autor:

He comprobado a lo largo de la vida que si uno persigue pulir sus virtudes con un celo excesivo, puede volverse un moralista insoportable. Y lo mismo al contrario: hay que tener cuidado de no combatir con demasiado ahínco los propios defectos, porque éstos tienen su gracia escondida. Uno es mal juez de sí mismo, pero pensemos en esto: nuestros amigos más queridos, sin los defectos que les son característicos, perderían la mitad de su encanto. ¿Qué queda de Juan sin su loca hipocondría, de Pepa sin sus celos, de Carlos sin su vanidad? Un bulto amorfo y vacío. Lo que somos, lo somos también, y en buena medida, por nuestros defectos. El que tenga un defecto, que lo cuide. He conocido personas que, de tanto vapulear su vanidad, se quedan sin amor propio. Mujeres que por domar su gula con demasiado esfuerzo han terminado anoréxicas, y otras que a fuerza de vigilar su concupiscencia se volvieron frígidas. Conozco también avaros que por temor de serlo llegaron a ser manirrotos y todo lo perdieron. Es más:avaros y manirrotos no son otra cosa que manirrotos y avaros en potencia.

Todo aquello que la moral de las virtudes persigue y el terrorismo de los defectos abomina, puede ser visto de distinta manera. La tendencia de alguien a ser lento e inactivo no es necesariamente pereza y abulia: puede verse como la actitud de alguien que no está interesado en la desenfrenada competencia del mundo y prefiere marginarse y sumirse en una inoperante paz espiritual. La misma a la que llegan ciertos santones a quienes mucho se admira porque parecen meditabundos, y en realidad dormitan.

De tanto querer ser sabios, algunos eruditos se vuelven pedantes,pedorros de citas, siempre en esa insufrible actitud docente en la que creen que todo conocido, amigo o amante no es otra cosa que un alumno. De tanto perseguir la indudable virtud del conocimiento, hay sabihondos que se vuelven insufribles. Y lo mismo se puede decir de la verdad: los que exageran con ella, los héroes de la sinceridad, son una amenaza para la convivencia pacífica.

El orden y la limpieza son saludables, sin duda, pero quién no conoce enfermos de orden y maniáticos de la higiene que convierten en un calvario la vida cotidiana. Yo siempre he sospechado que los que mucho se lavan no son otra cosa que sucios intrínsecos que añoran con denuedo una limpieza que nunca alcanzarán. Sospecho de los puros, de los limpios, de los que hacen alarde permanente de su apego a la moral y a la verdad. Ahí mismo pienso en lo contrario. No hay que exagerar,pero prefiero un toque de olor en la axila al inodoro sobaco de un maniquí viviente.

El perfeccionismo puede ser un defecto grave. No hace mucho los ingenieros de ferrocarriles japoneses hallaron una estadística preocupante: sus trenes se descarrilaban más que los trenes europeos,sin motivo aparente. Al fin hallaron la respuesta en la excesiva precisión de su cultura: los durmientes estaban puestos a una distancia precisa, al milímetro, y lo mismo los espacios que se dejan entre los rieles para efectos de dilatación. Pues bien, estas distancias perfectas producían al pasar de los trenes una especie de resonancia que hacía que todo el hierro vibrara al unísono, hasta salirse de su sitio. Ya lo ven, no hay que renunciar a todas las imperfecciones ni a todos los defectos. Nos ayudan.

La perfección, dijo alguien, es una tentación luciferina. Conozco muchos escritores que no escriben, atormentados por la incapacidad de soportar el peso de sus defectos. Lo primero que hay que aprender a soportar cuando se escribe, cuando se emprende cualquier actividad artística, es el destino inevitable de la imperfección. Eso es lo humano y así nos crearon los dioses que no existen: tan imperfectos como ellos. A imagen y semejanza de lo posible. Los padres o profesores que persiguen hijos y alumnos perfectos, producen monstruos. Hay que tener el valor de convivir con los defectos propios, y con los ajenos. Y también el valor de no buscar ser, a toda costa, un dechado de virtudes que, a la larga, es más bien un duchazo de antipatía.

Fuente: El Espectador

miércoles, 8 de septiembre de 2010

La inteligencia emocional y la propuesta del secreto

Las emociones nos ocurren, estamos arrojados al emocionar… la percepción de los acontecimientos las gatillan, ellas son reactivas, es imposible no emocionarnos frente a las circunstancias del vivir… si vivirnos sanamente las emociones significa no negarlas, no reprimirlas, legitimarlas, darle el mismo estatus de importancia que tiene el pensar ¿Cómo podemos explicar el planteamiento de mantenernos solo en las positivas como nos dice la película “El secreto”? y ¿Qué hacemos entonces con aquellas emociones que no son tan positivas? pregunta interesante me haría un participante en uno de mis talleres experienciales. De esto quiero hablarles hoy en este artículo, pues esta duda lleva a muchas personas a pensar que la propuesta es negar o reprimir aquellas emociones que pudieran en un momento determinado limitarnos para algunas cosas y esto definitivamente, no es lo más recomendable, porque en el vivir es seguro que las vamos a experimentar.

Importante tener presente que frente a lo que nos ocurre van a aparecer siempre las emociones, siempre hemos de estar en alguna de ellas y frente a lo que sucede vamos fluyendo de una a otra como por un degrade de colores intensos y suaves o viceversa, pues somos seres humanos emocionales. Significativo es también saber que, lo importante no es la emoción que nos surge en el momento, sino más bien, lo que podemos hacer luego con ella, es decir, no darle importancia a lo que sucede, sino más bien a lo que podemos hacer con ello después, he allí el desarrollo de la inteligencia emocional.

Distinguir que somos emocionales implica aceptar todas las emociones por las que podemos fluctuar en nuestro vivir, nosotros somos dueños de nuestro sentir, creamos con ello un mundo de posibilidades que también podemos restringir. El cómo escogemos vivir las emociones es definitivamente el gran objetivo, es definitivamente aplicar que, aquello que sucede y nos genera el sentir que nos genera, es solo una parte del asunto y del cual solo nosotros tenemos la potestad de cambiar, de vivirlo diferente. Tener conciencia de ello nos hace volver la mirada sobre cómo es qué tenemos que vivir emocionalmente para crecer sanos, exitosos, amorosos, libres de ataduras o patrones emocionales que nos restringen, equilibrados y felices.

Ahora bien, la película “El secreto” nos plantea que somos seres vibratorios en un entorno vibratorio, por un lado; por otro nos dice que «Todo lo que se asemeja se atrae». Así mismo expresa: “Aquello a lo que prestas atención hace que emitas una vibración, y las vibraciones que ofreces equivalen a lo que pides, lo cual equivale a tu punto de atracción. ..si prestas atención a lo que sientes, te será fácil averiguar si diriges tu atención a tu deseo o a la ausencia de él. Cuando tus pensamientos coinciden a nivel vibratorio con tu deseo te sientes bien, la gama de tus emociones pasa de la satisfacción a la expectativa, al anhelo, a la alegría. Pero si prestas atención a la falta, o la ausencia, de lo deseado, tu gama de emociones pasa del sentimiento de pesimismo a la preocupación, al desánimo, a la ira, a la inseguridad y a la depresión”.

De lo que se trata entonces es, no de negar y reprimir las emociones, sino de fluctuar en ellas, de no quedarnos mucho tiempo en aquellas que pudieran limitarnos o enfermarnos, aprovecharlas para conocernos, averiguar que nos dicen, que pueden revelarnos y salir de ellas crecidos y fortalecidos, nuestras emociones son necesarias para la vida, para el logro de nuestros objetivos y para llegar a cumplir nuestra misión de vida, a desarrollarnos plenamente para estar bien, ser grandes y ganar el amor, a lo que vinimos definitivamente a nuestra trascendencia y evolución.

domingo, 29 de agosto de 2010

¿CÓMO SABEMOS SI VAMOS EN VÍA A LA SUPERACIÓN O AL DESARROLLO PERSONAL?…


Nosotros somos seres humanos con un potencial realmente muy amplio para ser y para hacer en nuestra vida alguien extraordinario, alguien con una vida plena y también extraordinaria. Somos seres dotados con una capacidad biológica, psicológica y social única, capacidad que nos permite adaptarnos de una manera inteligente al contexto en el cual nos desempeñamos. A propósito del desarrollo de nuestro potencial, alguien que una vez escucho lo que hablaba acerca del desarrollo y la superación como seres humanos me preguntó qué diferencia había entre superación personal y desarrollo personal... al respecto hoy quiero escribirles, pues ciertamente existen notables diferencias entre estas dos situaciones. ¿Nos superamos o nos desarrollamos? O ¿hacemos ambas cosas? ¿Cuál es el punto de coincidencia? Ahora les diré.

Cuando una persona se encuentra en el dominio básico de sus capacidades potenciales, es decir, no posee dificultad alguna para enfrentar tareas que perfilan mejor sus habilidades, cuando cuenta con el grado normal de competencia para optimizar su desempeño y lograr con ello sus metas y objetivos, podemos estar hablando de desarrollo personal. Así, una persona con la capacidad fluida y disposición actitudinal y aptitudinal para hacer cálculos matemáticos podrá desarrollar carrera en ese contexto, podrá ser contador, economista, estadístico, ingeniero, etc. Igualmente sucede con una persona que teniendo dinero, en poco tiempo logre multiplicar sus riquezas aplicando sus nociones sobre finanzas y estrategias de administración, lo mismo sucede con otra que siendo sociable logre ensamblar una red de innumerables amigos o fuentes para un trabajo y así con otra que teniendo alta capacidad conciliadora pueda mediar conflictos utilizando estrategias para ese fin y con muchas otras que teniendo el perfil para hablar, nadar, correr, jugar tenis, alcancen las mejores marcas en su dominio de competencia debido a que perfeccionaron, complementaron o potenciaron sus habilidades… estas personas sin duda estarán alcanzando niveles de desarrollo personal, ese en el cual una persona pasa de ser una persona con grado normal de competencia a ser uno de los mejores y más competentes en determinadas áreas.

Ahora cuando una persona más bien esta afectada por algo que le impide el logro de sus metas y objetivos podemos decir que comienza en desventaja o quizá en desavenencia total, con malos hábitos, traumas psicológicos, egos, miedos profundos, fobias o circunstancias graves que le llaman a hacer algo antes de enrumbarse a hacer aquello que implica potenciar su habilidad, pues no podrá por sus dificultades o limitaciones. La superación personal consiste en “superar este algo antes de”. En la superación personal la exigencia es mayor, pues se requiere hacer más, así por ejemplo un hombre endeudado, que adquiere responsabilidad de su vida, requiere eliminar sus malos hábitos para saldar sus deudas y conseguir estabilidad financiera para salir adelante con sus responsabilidades. Así mismo una mujer competitiva con los hombres que pretenda relacionarse mejor y más efectivamente con el sexo opuesto, deberá vencer su impulsividad a competir con ellos y en lugar de eso permitir que estos tengan el espacio que les correspondes sin su intervención. Igualmente un muchacho con una profunda soledad interna, desaseado y tímido que busque información sobre “como conquistar a una chica” no podrá tener éxito en su tarea si no trata primero su timidez, su falta de limpieza y hacer algo en contra de su profundo sentimiento de soledad.

Ahora podríamos preguntarnos ¿dónde concilian ambas situaciones, la superación y el desarrollo personal? ¿Existe algún punto de coincidencia entre ambas? ¿Es necesario que se dé una para que aparezca otra o no necesariamente? Obviamente puedes pasar de la superación personal al desarrollo personal, el hombre que supero las deudas y se deshizo de sus malos hábitos financieros paso por la etapa de la superación personal pero luego cuando obtuvo estabilidad financiera puede multiplicar su riqueza, en este momento ya estaría entrando en el desarrollo personal. El camino de la superación personal es la puerta para empezar a recorrer el camino del desarrollo personal.

En el camino de la superación personal mas que metas y objetivos pueden haber traumas, miedos profundos, graves creencias limitantes, malos hábitos o desórdenes profundos, las personas que vencen el alcohol, la anorexia, enfrentan el maltrato, vencen hábitos destructivos, las drogas o la discriminación son ejemplos de Superación Personal, mientras que personas que tenían una vida ordinaria y lograron después una vida extraordinaria son ejemplos de Desarrollo Personal.

Bien, distingamos entonces cuáles son las cosas que en nuestra vida constituyen algo a superar y propongámonos responsablemente a asumirlas para superarlas y colocarnos en el camino franco y abierto para desarrollar todo nuestro potencial, obtener nuestro desarrollo personal. Observémonos en los diferentes dominios del vivir y optimicemos los que requieran ser optimizados potenciando nuestras habilidades y superemos las cosas pendientes en aquellos que lo requieran para luego optimizar nuestras habilidades potenciales en el.